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Nos vamos al otro lado del charco para descubrir una vivienda con un toque muy femenino. Y es que aunque poco a poco la cotas de igualdad se van reduciendo, la arquitectura sigue siendo un espacio muy masculino. Proyectos firmados por hombres por y para ellos. Sin embargo, en este maravilloso proyecto, ha sido el estudio de la arquitecta argentina Silvana Valero, la encargada de hacer realidad las proyecciones e ilusiones de otra mujer, una profesional independiente con ganas de tener una vivienda unifamiliar a su gusto y antojo. ¡Vamos a ver el resultado!
Este proyecto planteó una vivienda unifamiliar con dos pisos. Nos acercamos primero a la fachada que no se encuentra a pie de calle, sino que cuenta con un pequeño patio que nos da la bienvenida. Se trata de una fachada sencilla y discreta donde, tal y como observamos, la piedra es un elemento clave en la fachada, y también lo será en el interior de la vivienda como veremos a continuación.
Abrimos de par en par la puerta de madera y vidrio de la entrada, que nos deja entrever qué vamos a encontrar en el interior. Lo primero que vemos es un tabique de piedra que separa, pero no aísla, puesto que desde este punto casi podemos tener una visión global de lo que hay en la habitación. Y es que la conexión de los espacios diáfanos era una de las premisas a seguir en el diseño de esta vivienda.
Observamos este espacio desde el lado contrario. Aquí podemos ver la función que la pared de piedra con la que nos topábamos en la entrada tiene. No solo divide el espacio, también organiza su distribución, dando espacio a qué podamos colocar elementos como la televisión, justo en frente del sofá. La habitación también nos da una gran sensación de luminosidad, puesto que cuenta con amplios ventanales a uno y otro lado de la misma.
A un lado del salón, una puerta de madera y vidriada nos lleva hasta otra gran sala en la que comedor y cocina confluyen. Es un espacio donde se ha buscado primar la luminosidad de la sala. Está planteada como una cocina en L
que abraza un espacio, que vemos en primer término, destinado al desayuno. Un office con una mesa alta de madera que también puede funcionar como zona de trabajo. Al fondo se ubica el comedor, con una mesa blanca.
Quizá uno de los aspectos que no podemos pasar por alto es la luminosidad de esta cocina, conseguida gracias a los amplios ventanales de la misma. Al estar enlazados con el jardín, los ventanales se convierten en una herramienta de comunicación entre fuera y dentro que hace que el jardín sea un elemento decorativo más de la habitación.
Para separar la zona de la cocina de la que se ha destinado para el comedor, se ha utilizado el color. La pared del fondo se ha pintado de un tono verde mint, delimitando lo que va a ser el comedor y separándolo de la cocina.
Lo que veíamos a través de las grandes ventanas de la cocina era el jardín trasero. En esta foto comprobamos que su diseño entremezcla dos ambientes diferentes. Por un lado, una zona verde, con césped y vegetación. Por otra, una parte pavimentada que funciona como la terraza exterior de la vivienda.
Pasamos de la zona de día, donde destaca la amplitud de los espacios, que se interconectan entre sí, con la zona de noche, más privada e íntima. El pavimento de piedra que veíamos antes ahora se ha convertido en parqué de madera, mucho más cálido y agradable. También destacamos la pared color magenta, un toque llamativo y alegre para el dormitorio.
Terminamos con el cuarto de baño, donde algunos de los elementos que ya veíamos en el resto de la vivienda vuelven a darse aquí: pavimento pétreo, madera de tono intenso en puertas y muebles y el uso del vidrio. El resultado es una mezcla de elegancia y calidez con la que cerramos este artículo.
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