Esta construcción que veis era, hasta hace no mucho, un lugar oscuro, monótono y sin gracia. Contaba ya con varios siglos de antigüedad y no se correspondía con el deseo que tenían sus nuevos inquilinos de una vivienda contemporánea, confortable y flexible.
El proyecto, llevado a cabo por el estudio inglés Designcubed y basado en un concepto de Martin Swatton, consiguió transformar el antiguo bungalow en una vivienda atractiva y espaciosa. El fotógrafo Steve Taylor es el encargado de documentar este bonito y emocionante proceso.
En esta vista de la vivienda desde el jardín se aprecia perfectamente el contraste entre la construcción antigua y la nueva. Buscando siempre la mezcla perfecta, optaron por mantener parte la vivienda preexistente y fusionarla con la nueva construcción. La sala de estar se sitúa en este volumen adosado a la parte antigua. Un espacio completamente abierto al exterior que deja entrar la vegetación en el hogar gracias a su inmensa cristalera.
Si nos alejamos un poco podemos apreciar el diseño tan cuidado del jardín y su relación con la vivienda. Además del volumen de la sala de estar existe otra construcción nueva y acristalada que se añade al lateral de la casa y donde se encuentra el dormitorio. El espacio que definen estos dos cuerpos se destina a terraza, protegida en sus dos laterales. En la parte central podemos ver la parte antigua de la casa que se ha mantenido y cuyas ventanas se ampliaron para establecer un contacto más directo con su entorno.
En el ala derecha y completamente abierto al jardín se encuentra al salón. Esta nueva construcción destaca por su amplio espacio de gran altura. El verde del jardín contrasta con el sofá modular en forma de U y cojines en tonos amarillos y rosados. El lugar perfecto para una tranquila tarde de lectura.
Uno de los detalles más elegantes de esta casa es la chimenea. Un objeto que tiene presencia propia dentro del salón y que parece que flota en el espacio. De color negro hace juego con los marcos de las ventanas y su estilo sencillo y contemporáneo encaja perfectamente con el resto de muebles de la casa.
El salón se conecta espacialmente con la cocina. De líneas rectas y muy espaciosa, la cocina cuenta con muchas superficies de almacenaje y suficiente espacio para trabajar. Un lugar en el que predomina el blanco y el negro, pero en el que aparecen también superficies en colores ácidos que proporcionan un toque de originalidad y frescura. Las lámparas de techo y las obras de arte de las paredes terminan por completar este lugar de la casa que incita a la creatividad.
Desde la cocina podemos ver el comedor. Un lugar recogido pero muy luminoso. La pared lateral de cristal sirve como control de aire y temperatura y conecta con el resto de estancias de la vivienda. La decoración tiene cierto aire retro y convive perfectamente con el estilo purista del resto de la casa.
En la segunda construcción anexa, la menor de las dos, se encuentra el dormitorio. Una habitación con vistas al jardín y al salón. Gracias a sus grandes superficies acristaladas que dan acceso al jardín y gracias a los tragaluces, la estancia se ve envuelta de luz natural. Una luz que crea una atmósfera relajada y muy acogedora.
Justo al lado del dormitorio encontramos el baño. Una habitación, que como no podía ser de otra forma, también tiene vistas al jardín. En el centro de la estancia se sitúa una bañera aislada y ovalada, y al lado, una ducha sencilla y elegante. El suelo no es ni de hormigón, ni de parqué, ni de gres porcelánico, sino de grava natural. Material que consigue que la estancia se fusione todavía más con la naturaleza.