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En esta ocasión pasearemos por la paradisíaca región de Valle de Bravo para conocer Casa La Lagartija, una serie de espacios que conforman una casa y varios bungalows que aprovechan la irregular topografía del lugar, las hermosas vistas del entorno y se relaciona estrechamente con la vegetación existente al respetar y proyectarse con base en dos grandes árboles ubicados en el patio interior al frente de la propiedad.
El estilo de la residencia respeta el lenguaje general del entorno, reinterpretando los elementos y características arquitectónicas existentes en la zona, por lo que el uso de metal, piedra, barro y madera creó diversas texturas entre rústicas y modernas, generando cierta sensación de arquitectura rural con funcionalidad moderna.
Antes de iniciar con el proyecto se realizó un estudio bioclimático, arrojando la información necesaria para introducir sistemas de aislamiento precisos en fachadas y cubiertas, logrando un considerable ahorro de energía y el máximo confort en cada espacio. El proyecto estuvo a cargo de Alexandro Velázquez, arquitecto mexicano.
La casa cuenta con infinidad de terrazas y patios, frondosa vegetación alrededor de cada fachada, ángulos agudos, estancias, escaleras, y cada lugar cuenta con fenomenales vistas al paisaje circundante, ¡el recorrido por cada uno de sus espacios es una experiencia fantástica! ¿Quieres comprobarlo?
La fachada principal luce discreta y con un dejo de misterio pues, aunque no deja ver las maravillas que esconde al interior, anuncia con volúmenes y desniveles que la lista de sorpresas no será breve.
Desde aquí podemos darnos cuenta de las texturas y materiales que reinarán en la vivienda completa: concreto blanco, piedra, cantera gris y madera. Este rostro luce poco atrevido, pero espera a conocer los interiores…
Una de las fachadas interiores nos muestra una parte del misterio: formalmente la casa mezcla la textura de la piedra con el adoquín, páneles de acero, vidrio y marquetería de aluminio oscuro, todo esto sobre un discreto jardín de césped pero con dramáticos reflejos de luces instaladas alrededor de cada superficie. Al fondo, el lago, y más allá las montañas que enmarcan el paisaje de la región.
El área más grande en donde convergen varios de los volúmenes es uno de los jardines posteriores, con su propia cocineta y área de asador, piscina y balcones iluminados alrededor. La delicada belleza que consigue la mezcla del concreto blanco con el acero y aluminio oscuro es fantástica, y luce perfecta mientras se va iluminando como un mágico camino de luces, como en algún cuento de hadas.
Una de las terrazas en las áreas comunes se delimita por una clara superficie de cemento pulido y secciones de madera lustrosa y oscura. Una cocineta rodea a una isla que funciona como barra para comer, tomar una copa o charlar. La cubierta es de un diseño moderno y sofisticado: plafón de madera y luces iluminando sutilmente al anochecer.
Después de cruzar el jardín que rodea un par de árboles que se dejaron en su estado original, llegamos a la escalinata que encamina a la entrada principal. Cantera gris cubre el piso y los escalones, contrastando con las superficies blancas de muros y cielo. Mucha luz entra por doquier en este espacio de transición, medios muros y huecos sin puertas permiten una delimitación de zonas marcada pero no definitiva.
Al entrar a casa recorremos un pequeño pasillo que nos conduce de frente a la cocina y a dos estancias, una a cada costado. El corredor guía el camino por medio de muros de piedra, cuya textura áspera pero cálida y natural, se realza por medio de luminarias dirigidas en lo alto de cada superficie.
Al llegar a la cocina nos topamos con una serie infinita de agradables vistas que hacen que este lugar no necesite ningún detalle decorativo. La estancia a la izquierda de la cocina es un cubo volando sobre la estructura principal de la casa, y una serie de ventanas deja que la vista se alargue hasta llegar al hermoso lago que delimita la región, tras cruzar un filtro de frondosos árboles.
Por supuesto, los dormitorios deben considerarse como el hogar dentro del hogar, el lugar más cálido e inspirador en donde podamos disfrutar del descanso nocturno y un amanecer que nos llene de energía. Pues bien, esta habitación cumple con esas dos funciones ¡maravillosamente! Imagina un amanecer desde este lugar, con estas vistas, ver cómo poco a poco se van iluminando las copas de los árboles, o un anochecer mientras las luces de las estrellas entran por las ventanas… ¡Una habitación para no dormir!
Para llevar a cabo una rutina de higiene y meditación inspiradora, revitalizadora y relajante, nada mejor que un paisaje natural rodeando la tina. Al final de un día muy ajetreado, cansado y lleno de estrés debe ser genial dejar todos los problemas y preocupaciones afuera de la puerta, llegar a la habitación y poner a llenar la tina. Calientita y perfumada, rodeada del vaivén del aire y las hojas de los árboles meciéndose mientras tu mente se pone en blanco para descansar y tu cuerpo se llena de tibia humedad…
A pesar de que la casa cuenta con un sinnúmero de terrazas y patios al exterior, hay algunas que superan por mucho a las demás, como esta que se dirige al horizonte con el hermoso lago perdiéndose a lo lejos. Una terraza perfecta para una tarde perfecta.
¿Te quedaste con ganas de ver más paisajes alrededor de una casa? Visita Una cabaña moderna ¡y sensacional!
