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Una de las grandes ventajas de las viviendas antiguas con respecto a las nuevas es que la mayoría ocultan una historia. Quizá es una cuestión de puro romanticismo, pero cuando una vieja casa se transforma, no importa el cambio radical que dé porque siempre mantiene algo de su pasado. Ese encanto es el que encontramos en este proyecto, una antigua panadería convertida en impresionante vivienda de diseño. La panadería, así como la casita adosada destinada al panadero, hacía tiempo que estaban abandonadas, por lo que la reforma era inevitable. Pero el equipo de NRAP Architects fue mucho más allá, ampliando la casa y convirtiéndola en todo un lujo que nos dejará con la boca abierta. Descubramos en qué se ha convertido esta vieja panadería en la campiña inglesa.
Estos dos edificios son la antigua panadería y la casa del panadero, pero su aspecto es tan anodino que parece difícil saber qué es qué. La panadería parece un garaje y al mismo tiempo, el espacio que hay entre ambos edificios se ha convertido en un aparcamiento. El proyecto buscaba unificar los dos edificios, crear un espacio común y sorprender con una construcción que fuera nueva y original, pero que tuviera algo del edificio anterior.
La antigua panadería y la casa del panadero se han unificado, convirtiéndose en una sola vivienda que no se parece en nada a la anterior imagen gracias a un volumen de acero negro que contrasta con las paredes de ladrillo revestidas de blanco. Este muro, que vemos en primer plano, consigue delimitar el espacio de la parcela que antes ocupaban los coches y que ahora mantiene la intimidad de los propietarios.
En la fachada blanca reconocemos lo que antes era la panadería, pero los portones de madera que veíamos en la primera foto han sido sustituidos por puertas vidriadas plegables, que nos llevan hasta la zona de jardín. Antes de entrar en la zona más verde, se ha creado un patio de grava blanca que aporta una nota moderna y que mimetiza el interior con el exterior.
Entramos en la vivienda para contemplar una cocina minimalista, pero en absoluto fría. Y es que los colores intensos y ácidos en el revestimiento o en los taburetes de la isla consiguen romper con el protagonismo de las líneas blancas. La restauración recuperó algunos elementos antiguos, como las vigas, ocultas tras un falso techo y que se han sacado a relucir de una manera discreta, cubriéndolas de blanco para que vayan a juego con el resto de la vivienda.
Estamos en una gran sala diáfana que une espacios y ambientes: cocina, comedor, salón. Sin embargo, también se establecen espacios y definen áreas. El comedor está totalmente integrado en la cocina, pero entre estos y el salón se ha colocado un mueble lacado de color blanco que actúa como separador de espacios y consigue diferenciar una zona de otra.
En el salón, la búsqueda de luz ha hecho que se abran dos huecos en la cubierta que iluminan cenitalmente la habitación. No es la única fuente de luz, puesto que en la pared de enfrente encontramos otra. Y es que la luz es el elementos clave de esta reforma. Aquí, esa luminosidad ha conseguido crear interiores serenos y equilibrados, donde las notas de color son tenues pero contundentes. Los muebles de diseño y la pensada distribución hacen el resto.
Fuera de la gran sala, este distribuidor nos comunica con la planta superior y con la anterior vivienda del panadero. Aquí vemos que, aunque el blanco sigue siendo el protagonista, se han mantenido algunos elementos, como las paredes de ladrillo visto que consiguen darle un aire industrial a esta vieja casa reformada.
Esta no es la única panadería reformada de la que hemos hablado en homify, también descubrimos la interesante conversión de una vieja tahona alemana en una casa rural en medio de la montaña.
